Orgullo
Hiere, como un millón de agujas se clava en tu vida
pero aun así no lo repele...
de la paz la luz, que devora y engulle,
que mata y que envuelve.
Dulce manto que es la noche,
dulce beso de Fortuna
que en mi persona no ha osado posarse
Dulce sonrisa de un niño, la que jamás hiere.
dulce estado de contradicción que,
por cabezonería quizás,
se mantiene en estado de ensoñación
Sangre fresca en mi banquete,
nueva sensación de paz
sombras y miedo en el corazón,
que gran consuelo, gran rayo de luz
de tu sonrisa y de la candidez de tu inocente mirada
pequeña salvación: inocencia perdida.
Vuelve a esta alma moribunda
y quizás entonces tal vez recupere la cordura.
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